De luto está la música, el flamenco, el compromiso, la honestidad y el atrevimiento. Llorando porque se fue, porque se ha ido uno de los más grandes, porque siento que calla una de las mejores voces del cante, ese que "empieza a nacerle a uno de eso, de oír cantar a los demás en su pueblo, de oír cantar a la gente en su tierra. Grupos de gentes que los oyes que se reúnen en una taberna y que empiezan a cantar y que los oyes tú y que empiezas a cantar también: oyes que en las fiestas familiares todo el mundo canta y todo el mundo bebe, todo el mundo baila y... aparte de eso, resulta que, claro, necesitas una técnica, necesitas una escuela, necesitas aprender. Para eso, lo que te hace falta... la principal ayuda es la afición; y después, el sentido para saber de quién hay que aprender y de qué fuentes, dónde está lo bueno. Entonces te vas como yo me he ido".
Y sí, se ha ido, pero es que "las penas las llora el flamenco con mucha alegría (...). Estás cantando unas sevillanas de lo más alegres y las letras pueden ser un drama total, pero debe servir también para denunciar cualquier injusticia".
"Ya sé que esto lo pensarán muchos, que yo he traicionado ciertas normas, ciertas costumbres..., pero creo que un cantaor, en un momento dado, puede ser consciente de cosas y de realidades de la vida, como lo puede hacer cualquier persona; entonces, lo que sería falso y traicionero, desde luego, es no cantar a partir de este momento ciertas cosas de la vida, no cantar según veo las cosas que pasan en el mundo. (...) Antes... yo formaba parte, como ahora, naturalmente, del pueblo, pero antes no era consciente de las cosas y ahora sí lo soy. Y, desde luego, yo pienso que sí, que yo estoy más cerca del pueblo que nunca por dos cosas: primero, porque pertenezco al pueblo, y segundo, porque soy consciente y quiero ser y estar con el pueblo, y lo que quiero hacer lo quiero hacer en pro del y para el pueblo." ("Enrique Morente", Triunfo, 28 de noviembre de 1970)
Gracias y que la tierra te sea leve...
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