"desea el hombre una cosa, le parece un mundo,
luego que lo consigue, tan sólo es humo"

lunes, 4 de octubre de 2010

Comunicado urgente y conjunto de Mujeres Agitando y Minoría Mosqueá

Compañeros y compañeras,

En el día de hoy, 2 de octubre de 2010, las integrantes de Mujeres Agitando y Minoría Mosqueá –representada en Debla– queríamos estar en este espacio, unidas al resto de compañeros para ofreceros un abrazo alegre y combativo, para reflexionar con todas vosotras sobre la Revolución, para invitaros a pensar juntos sobre su venta, para vestiros, desvestiros y transvestiros, para agitaros, para daros la palabra, para romper muros y fronteras, para no ser con papeles, para perder los papeles, para danzar con los textos, para tintarnos las manos, para gritar y susurrar, para liberarnos entre todas porque juntas lo podemos todo.
Debido a los últimos acontecimientos acaecidos en la ciudad de Barcelona, a los que no hemos sido ajenas, en las que nos hemos hundido hasta mancharnos, donde nos hemos implicado hasta la rabia, la tristeza, la solidaridad y el entusiasmo, hoy no podemos acompañaros. Hemos sido dispersadas, apaleados, detenidas, desalojados, torturadas, culpados falsamente, vilipendiadas mediáticamente, insultados con palabras que nos parecen elogios en boca de fascistas, de falsarios de la izquierda institucional, de intelectuales que viven del pasado en el presente, de voceros que nos quieren acallar y pisotear, que quieren privatizar nuestros sueños, videovigilar nuestras vidas, normativizar nuestros cuerpos, encajonar nuestras actitudes, civilizar, democratizar… Nos hablaban del derecho al trabajo, de apretarnos el cinturón, de “esto lo arreglamos entre todos”, de que hacer una Huelga “era una gran putada”, de servicios mínimos maximizados, de que teníamos que volver a consumir, a hipotecarnos, de que volviéramos a confiar.
Respondimos críticamente a la convocatoria de una Huelga General. Supimos valorar la oportunidad, nos pusimos a trabajar entre todas, a crear espacios unitarios, a salvar límites y trabas políticas, hablamos en asambleas multitudinarias, nos organizamos en comités de barrio, aprendimos de las viejas militantes, de nuestras madres y de nuestros abuelos. Lo hicimos por dignidad, por rabia. No rehuimos el conflicto, lo encaramos. Nos preparamos y nos organizamos. Creamos, soñamos, nos unimos, accionamos y nos autogestionamos. Liberamos un espacio inmenso, nos reapropiamos de un Banco que tenía que convertirse en un hotel y en residencias de lujo. Y lo hicimos bailando, disfrazados, vestidos con boas y pelucas, con narices de payaso, a ritmo de charanga. Dijimos bien claro, bien alto, que la banca nos asfixia, la patronal nos explota, los políticos nos mienten, CCOO y UGT nos venden. También gritamos que aquello era, y quiere seguir siendo, una invitación a trabajar juntas. Participamos de l’Assemblea de Barcelona. También del Moviment del 25, nos reunimos con inmigrantes, con mujeres del trabajo doméstico, con putas, presentamos nuestros comités de barrio, hablamos con sindicalistas. Vivimos unos días de victoria, de entusiasmo, de energías renovadas. Volvimos a nuestros barrios y seguimos luchando y creciendo juntos. Reuniones, asambleas, llamadas, mails, pocas horas de sueño, tejiendo redes y solidaridades, conociéndonos, aprendiendo a vivir nuestra vida de una forma diferente, construyendo alternativas.
Piqueteamos, informamos, nos enfrentamos a esquiroles, nos abrazamos con otros compañeros, nos contábamos nuestras victorias y nuestros fracasos. Convergimos en Plaza Cataluña, la calle fue nuestra, las plazas fueron nuestras y allí estaba nuestra casa, abierta a todos, proyectando la jornada de Huelga sobre los edificios que nos rodeaban, dándonos bocadillos y agua para los que llevábamos horas en la calle, casi sin voz, cansados, pero exultantes. Éramos muchos. Somos millones y el planeta no es vuestro. Partimos a piquetear, a seguir con la lucha, a liberar ocupando nuevas calles. Ya sabíamos que teníamos detenidos, ya nos habían golpeado, ya nos habían disparado. En Madrid fueron un mínimo de siete tiros al aire. En Madrid fue un atropello con resultado de una mujer en coma. En Valladolid fueron cargas y detenciones brutales. En el Vallès fue un 100% de seguimiento de la Huelga. Cerramos industrias, paramos transportes. Hicimos lo propio con los comercios.
Y todo estalló.
Nos perdió la estética, nos creímos ganadores de una batalla absurda.
Algunas pensamos que aquello no tenía sentido.
Otras que no había otro camino.
Excusas para acciones que estaban planificadas. Sin orden judicial, con montajes mediáticos y policiales. Embistieron contra nosotros, tumbaron nuestras puertas ahora que estaban cerradas. Nos rodearon, nos expulsaron e identificaron.
La presencia policial se volvió todavía más invasiva, agresiva, violenta, testosterónica.
Cargaron contra nosotros. Los hicimos recular, los asustamos, nos asustaron, nos hicieron correr.
Fue un día largísimo, duro, agotador, excitante, estresante. Nos cargamos de rabia, nos reunimos y nos dispersamos. Volvimos a ser detenidos, agredidas, insultadas, atropellados.
Fuimos desalojados e identificadas. Nos robaron algunas calles y plazas. Marchamos en manifestación. Volvieron a cargar contra nosotros. Seguimos hablando, gritando, soñando, piqueteando.
Fuimos detenidos por secretas, engañados por secretas, fuimos violentados en las furgonetas de la Brigada Móbil de los Mossos d’Esquadra.
Algunos nos fuimos tristes, muchos enrabiados, otros alegres. Hicimos una demostración de fuerza, de movilización y, en parte, de organización. Dijimos basta, hasta aquí llegamos, aquí nos plantamos. Queremos echar raíces y crecer, queremos proponer, crear, continuar el camino, abrir otras veredas.
No nos leyeron nuestros derechos, no supimos donde estábamos, no pudimos llamar por teléfono. Los abogados sufríamos, no sabíamos cuantos éramos, cómo estaríamos, dónde estaríamos. Nos estaban torturando física y psicológicamente.
Al día siguiente, apenas sin descansar, sin poder digerir lo ocurrido, fuimos trasladados de la comisaría de Zona Franca a la de Les Corts. Nos concentramos a sus puertas, por solidaridad, por rabia, para aplaudir a los que salimos, para darles un abrazo, miles de besos y ánimos. Para consolar a nuestras madres y hermanas, para hablar con los abogados.
Salimos con moratones, con brazos rotos, llorando y con los puños en alto, con sonrisas cargadas de razones.
Por eso, por todo lo que callamos y hablamos, por lo que soñamos y peleamos. Porque hay mucho por hacer, porque ya hemos andado, porque está todo por ganar, por todo ello hoy no podemos estar aquí. Estamos (re)construyendo, (re)cargándonos de razones, volviéndonos a levantar, reuniéndonos en asamblea. Volvemos a tomar las plazas, volvemos a la calle y queremos encontraros a todos allí.

Salud y Huelga General. Juntes ho podem tot!

                                                                                                                         Barcelona, octubre de 2010.